Las Guerras de Italia (1494-1559) fueron el germen de la nueva unidad de combate que dominaría los campos de batalla durante los siguientes decenios, el Tercio español, originalmente formado como Coronelía; renovación dirigida por el gran Gonzalo Fernandez de Corboda, el «Gran Capitán». Durante estos años, el poder de las armas de fuego portátiles, como los arcabuces, se hizo patente y cambió las reglas del juego en los campos de batalla. Este es uno de mis periodos de la historia favoritos, junto con el siglo siguiente. Y aprovechando las nuevas miniaturas en 15mm de Khurasan Miniatures de las Guerra de Italia, he quiero compartir con vosotros esta guía de pintura de un cañón de bronce. Os recuerdo que también tenéis este otro artículo de pintura sobre como pintar artillería de la guerra de los treinta años (1618-1648), donde os muestro como pintar cañones de hierro.
Las guerras de Italia (1494-1559)
Durante los últimos años del siglo XV y parte del XVI, el paisaje italiano se vio envuelto en una serie de guerras donde ciudades y regiones cambiaron multiples veces de mano. Este convulso periodo se conoce como las guerras de Italia. Los dos principales contendientes fueron los Valois de Francia y los Habsburgo de Austria y España. Al principio del conflicto, el norte de Italia pertenecía a los Habsbrugo. Divido en varios mini estados, este area era de vital importancia para mantener abierto el Camino español y controlar la Burgundia y Flandes. En 1494, el rey francés Carlos VIII decide invadir Italia con 25.000 soldados, incluyendo un poderoso tren de artillería con cuarenta cañones con los que barrió del mapa aquella muralla con la que se topo. Carlos se las ingenió para capturar Nápoles en 1495, lo que desencadenó la formación de la «Santa Liga», formada por Venecia, Milan, el Santo Imperio Romano y España, y cuyo objetivo era detener el ímpetu francés. Sin embargo, la coalición fracasó y el ejército combinado fue derrotado en Seminara. Napoles continuó en manos francesas.
Unos años más tarde, bajo el liderazgo del siguiente rey francés, Luis XII, Genoa y Milán fueron capturadas (1499). La Paz de Trent (1501) entre Luis XII de Francia y Fernando II de Aragón supuso una débil tregua, con la consiguiente repartición de Napoles. Sin embargo, diversas discrepancias en cuanto a la partición de Milan reincidió el conflicto en 1502. Sin embargo, esta vez las tornas cambiaron de bando, y el ejército español derrotó a las fueras francesas junto a sus mercenarios suizos en la batalla del rio Garigliano (1503). Era el comienzo de lo que luego serían los Tercios. Según los tratados de Blois (1504-1505), Francia perdió el control de Nápoles pero a cambio recibió Milán. Pero para hacer las cosas aun más complejas, durante estos años tan caóticos, Venecia no perdió su oportunidad y expandió sus dominios por Italia, a expensas del estado papal. Esto provocó la formación de una nueva liga, la de Cambrai. Organizada por el papa Julio II, el objetivo «oficial» era detener la amenazada del Turco. Sin embargo, las verdaderas intenciones eran detener la expansion veneciana. Pero esto ni hizo falta. Un ejército Frances derrotó las ganas de extension venecianas en Agnadello (1509), y la Liga de Cambrai se desmanteló.
Por si fueran pocos, en 1512 la Confederación Sueca decide apuntarse a la partida. Los soldados confederados llegan a la península e inmediatamente se hacen con el control del Milán francés. Al tiempo, los franceses compensan esta perdida con la captura de Ravenna, que estaba en manos españolas. Sin embargo el gozo les dura poco, ya que al año siguiente los franceses pierden la Lombardia frente a los suizos. La guerra continua escalando, y el nuevo rey francés, Francisco I, logra destruir al ejército sueco en Marignano (1515), trayendo de vuelta Milán y la mayor parte de la Lombardia bajo influencia francesa. Al año siguiente, el tratado de La Paz de Noyon (1516) entre Frncia y España supone la división de Italia entre estas dos potencias. Sin embargo, de nuevo La Paz dura poco. En 1519 Carlos V de Alemania se convierte en también en Carlos I de España. Los ejércitos y el poder de los Habsburgo quedan concentrados en una sola persona, el Emperador Carlos (I) V. En 1521, la guerra en el norte de Italia comienza de nuevo. En los siguientes años, las fuerzas francesas son derrotadas repetidamente en sonoras batallas como La Biccoca (1522) o Pavia (1522), lo que resultó en la expulsión de los franceses de Italia. Este hecho fue ratificado en el Tratado de Madrid (1526).
Sin embargo, Francisco I pergruñó su venganza mientras lamia sus heridas de vuelta en Francia, y decide organizar una coalición para contrarrestar el emergente poder de los Habsburgo, la Liga de Cognac. Se subieron al carro Florencia, Venecia, Inglaterra y los Estados Papales (estos cambian más de bando que los cromos de manos…). Como respuesta, Carlos V envía un ejercito a Roma en 1527, dando lugar al sonado Saco de Roma. Francisco I intenta capturar Napoles, pero fracasa. En 1529 los Otomanos cercan Viena (el primer asedio de Viena) y Carlos V reacciona enviando partes de sus fuerzas para romper el asedio. Quizás esto fuera parte de un plan coordinado entre el Turco y el rey Francés (capaz de aliarse contra el mayor enemigo de la cristiandad con tal romper el aislamiento al que se veía sometido). El caso es que fracaso totalmente. Francia fue expulsada de nuevo del norte de Italia, y fue de nuevo ratificado en el Tratado de Cambrai (1529).
La cosa no queda ahí. A la muerte del duque de Milán, Felipe (heredero de Carlos) se hace con el ducado. Ésto no le hizo mucha gracia en Francia, y Francisco I invade Saboya, haciéndose con el control de Turín. Sin embargo, Milán no cae. Como respuesta, Carlos (I) V invade la Provenza en 1536, pero decide retirarse y firmar la Tregua de Niza (1538), cediendo Turín a los franceses. Unos pocos años más tarde, Francisco I decide intentar de nuevo la conquista de Italia mano a mano con el Turco. En 1543, Niza cae ante una flota otomano-francesa, pero la ciudadela se resiste. Tal que es socorrida unas semanas mas tarde y el asedio se rompe. No obstante, los franceses se hacen con la victoria en Cerisoles (1544) frente a un ejercito imperial, pero no logran penetrar en Lombardia. La respuesta de Carlos (I) V se traduce en la alianza con Inglaterra y la invasión del norte de Francia. Pero la cosa entre castellanos e ingleses no termina de cuajar, y Carlos se retira. Las fronteras en Italia no cambian demasiado estos años.
Enrique II sucede a Fransico I en Francia, y la guerra contra los Habsburgo se reinicia de nuevo en 1547. Francia empieza cosechando éxitos en Lorena, pero fracasa en la toma de la Toscana (1553) y es derrotada en la batalla de Marciano (1554). En 1557 los franceses son definitivamente derrotados en la batalla de San Quintín por las fuerzas de Felipe II (Carlos (I) V había abdicado en 1556), y el centro de atención español se mueve al norte, a Flandes. Como consecuencia, Francia renuncia a sus derechos sobre Italia en La Paz de Cateau-Cambrésis (1559) y ésto pone punto final a las «guerras de Italia».
Los soldados
Los ejércitos de este periodo fueron muy coloridos, dado que el renacimiento también influyo extensivamente la rama militar. Es importante mencionar que la uniformidad como tal aun no existía por aquel entonces, y cada soldado iría vestido como buenamente pudiese. Por lo tanto, podemos considerar cualquier combinación de colores para pintar nuestras miniaturas. Y de hecho, os animo fervientemente a mezclar diferentes combinaciones de colores en vuestras unidades (podéis leer este otro artículo donde divago un poco al respecto). Además, también os recomiendo leer este otro fantástico artículo que recoge bastante información sobre el equipamiento utilizado por los soldados que participaron en estos conflictos.
En la siguiente imagen podréis encontrar una carta de colores con las recetas que he utilizado para pintar estas miniaturas. Me gustaría destacar varios puntos: (1) podéis pintar las medias o calcetas en la misma miniatura de colores diferentes. Por ejemplo, una pierna amarilla y otra azul; (2) también podéis pintar lineas verticales de un color diferente en las medias. En una pierna, o en ambas; y (3) el vestido podría estar divido en dos colores diferentes o tener algún tipo de decoración. Intentad combinar todos estos detalles, y no repetir el mismo esquema. Y faltaría más, antes de lanzaros a la innovación, echarle un ojo a alguna referencia en internet o en papel a modo de inspiración.
El cañón de bronce
Primero montamos el cañón y pegamos las piezas de metal con cianocrilato. Una vez seco, aplicamos una capa de imprimación con aerógrafo o spray. Normalmente, yo utilizo imprimación negra cuando pinto miniaturas de 15mm, ya que puedo aprovecharme del color negro más adelante cuando tenga que hacer un «perfilado negro» para separar los diferentes elementos de la miniatura, simplemente dejando una línea negra entre éstos.
A continuación, pintamos los refuerzos metálicos con Gris Metalizado (863, Vallejo) y el cañón con Bronce (057, Vallejo). Recordad que es importante diluir los colores metálicos también, aunque es importante que tengáis un segundo vaso con agua para limpiar estos pinceles. Las pinturas metálicas acrílicas sueltan un montón de trazas que pueden arruinar las pinturas normales si usamos el mismo agua. Para pintar la parte de madera podéis usar cualquier color marrón. En mi caso me lancé a usar un marrón rojizo, Marrón Rojo (982, Vallejo).
Para crear contrastes de color de una forma rápida y efectiva podemos utilizar lavados o «shades» de Citadel. Por ejemplo, yo he utilizado Nuln oil para resaltar la cureña y partes metálicas, mientras que en el cañón aplique un par de capas de Agrax esperando a que secase la primera antes de dar la segunda.
Para resaltar las partes metálicas primero recuperamos el color original utilizando Gris Metalizado, y después aplicamos una luz final con Plata (062, Vallejo). Las luces las podemos aplicar en los bordes de los refuerzos. En cuanto al cañón, la idea es la misma pero la luz final la damos con una mezcla 1:1 de bronce y plata.
Finalmente, simulamos un veteado en la madera utilizando un color más claro y un pincel fino. Si usáis la pintura un poco diluida, esta tarea será mucho más sencilla.
Me alucina el contraste y transiciones que consigues en minis tan pequeñitas. Una verdadera pasada. Gracias por compartirlo!
Muchas gracuas por tu comentario, Ivan! La verdad es que todo lo esculpido por Angel Terol es una maravilla y un placer de pintar.